Bernard Fougères: el arte de comunicar más allá de la pantalla
- María Victoria Garzón
- 26 jul 2013
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 1 ago
Desde Francia hasta Ecuador, del aula a la televisión, y de la entrevista al artículo: Bernard Fougères ha convertido la comunicación en su forma de vida. Con más de tres décadas en la televisión ecuatoriana y una trayectoria que abarca la docencia, el periodismo cultural y la escritura, Fougères es un referente del pensamiento crítico y el buen decir.

La llegada a Ecuador y el inicio de una nueva vida
Corría 1965 cuando, como delegado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, Bernard tuvo que elegir entre Turquía, Nicaragua o Ecuador para dirigir una sede de la Alianza Francesa. ¿La razón de su elección? Una mezcla de intuición, curiosidad y lo que él llama “el amor por lo desconocido”.
“Me imaginaba en Turquía oliendo incienso todo el día... Nicaragua me parecía muy agitada. Guayaquil ni sabía dónde quedaba”, cuenta con humor.
Guiado por la promesa de un país diverso, con Sierra, Costa y raíces afrodescendientes, Bernard se embarcó en una aventura que no solo lo trajo a América Latina, sino que lo llevó a construir aquí una carrera sólida y profundamente conectada con la cultura local.
El rostro de la televisión ecuatoriana
Poco después de su llegada, Bernard lanzó El Show de Bernard (1967), un programa que, contra todo pronóstico, se mantendría al aire durante 30 años y 3 meses por Ecuavisa, convirtiéndose en un fenómeno nacional. Con un estilo cálido, curioso y elegante, logró entrevistar a figuras nacionales e internacionales, desde Enrique Guzmán hasta intelectuales y artistas de renombre.
“Durar 30 años no es solo cuestión de acento o de ser extranjero. Me lo reprocharon, sí, pero para sostenerse en el tiempo se necesita mucho más que eso.”
Su capacidad para adaptarse, empatizar y preguntar sin rodeos lo convirtió en un comunicador genuino, cuya cercanía con el público traspasó la pantalla.
¿Presentador o escritor? Para él, ambas
Además de su paso por la televisión, Bernard ha sido articulista en diarios como El Universo, revistas internacionales y espacios culturales como Vinissimo. También condujo el programa cultural Bernard en la noche por Ecuador TV.
“¿Elegir entre escribir y presentar? No. Ambas me llenan. La profesión no te escoge, tú la haces con pasión y entrega.”
Su formación como profesor de Enseñanza General en Francia, sin estudios formales en periodismo o comunicación, no le impidió convertirse en un entrevistador ágil y culto.
Su secreto: una sólida cultura general, una genuina curiosidad por los demás y un respeto profundo por la verdad.
Sobre periodismo, libertad y honestidad
Fougères es claro: un periodista debe ser honesto, nunca apasionado al punto de distorsionar la realidad.
“La pasión, como en el amor, puede nublarte. Se debe escribir con la cabeza y con el corazón... pero un corazón sereno.”
Para él, el periodismo no es una vocación idealista, sino una necesidad de comunicar con responsabilidad, sin importar el medio. Y aunque reconoce que en Ecuador existen ciertas restricciones, cree que la libertad de expresión sigue teniendo espacios —aunque no exentos de presiones o linchamientos mediáticos.
Su consejo para las nuevas generaciones
Al preguntarle qué le diría a un joven que quiera estudiar periodismo, su respuesta es directa y poderosa:
“Desde niño, acostúmbrate a no mentir. Mira a todos a los ojos, desde un barrendero hasta un presidente. Sé honesto y aprende a leer el alma en los rostros.”
Bernard Fougères no solo ha sido testigo de la evolución de los medios en Ecuador, ha sido parte activa de su transformación. Con humildad y profundidad, su legado sigue siendo un ejemplo de comunicación honesta, cercana y apasionadamente humana.
Una nota personal (5 de mayo del 2018)
Esta entrevista la realicé hace más de 4 años, cuando tuve el privilegio de conversar con una de las voces más queridas de la comunicación en Ecuador. Con el paso del tiempo, el recuerdo de Bernard Fougères no se ha desvanecido; al contrario, se ha vuelto más nítido y entrañable.
Desde niña, crecí viendo su programa junto a mi madre, quien además tuvo el honor de tenerlo como profesor y amigo. Entrevistarlo fue para mí una experiencia profundamente especial. No solo por su trayectoria, sino por la calidez, lucidez y generosidad con la que compartía cada palabra.
Bernard eligió a Guayaquil como su hogar, y esta ciudad lo abrazó como uno de sus más grandes comunicadores. Su voz, su sensibilidad y su amor por la palabra siguen siendo un faro para quienes creemos en el poder de comunicar con verdad, respeto y alma.
Gracias por tanto, Bernard. Te seguimos escuchando.
— María Victoria Garzón
¡Gran persona, gran comunidador!